Dentro de ella, la diversidad de sus partes oriental y occidental no reconoce exactamente un mismo origen. Mientras hacia el este se beneficia sobre todo de la mayor cercanía de los grandes centros de dispersión del continente asiático, la riqueza florística del oeste es más bien fruto de una diversificación favorecida por la cercanía del océano Atlántico ante toda una serie de avatares que afectaron a la región mediterránea después del mioceno. Muchos arquetipos, tanto de una gran parte de la flora como de la vegetación, se pueden encontrar todavía en las islas atlánticas (región macaronésica) razón por la cual es tan frecuente la consideración conjunta de ambas regiones.

La diversidad florística de una región lleva aparejada la responsabilidad de conservarla, máxime en un mundo donde las agresiones al medio, directas o indirectas, están a la orden del día. En el Mediterráneo, además, el peso de muchos siglos de civilización y de agricultura fue arrinconando la flora espontánea hasta los estrechos límites donde hoy la podemos encontrar. Pero aparte de consideraciones científicas o ecológicas, hay un aspecto práctico que en modo alguno puede ignorarse, se ha dicho que el futuro de la humanidad depende en gran parte de la conservación de los recursos fitogenéticos potenciales que alberga el planeta, y siendo la conservación en sí un acto político que debe basarse en fundamentos científicos, a los países que albergan las cotas más altas de diversidad vegetal corresponde sin duda una mayor responsabilidad, tanto en la investigación como en la acción.

Afortunadamente, las dos últimas décadas han sido decisivas en este tema para la región que nos ocupa. De una época donde no se hablaba siquiera de conservación, o bien ésta se refería casi exclusivamente a los animales más visibles y emblemáticos, hemos pasado a otra de atención sostenida hacia el mundo vegetal y de una actividad intensa en el desarrollo, prueba y utilización de la tecnología necesaria. En este Simposio hemos pretendido recapitular lo que han significado estos años en el campo de la conservación de especies vegetales, tanto desde un prisma geográfico como temático. Un repaso a los distintos métodos, fundamentos, situaciones y acciones de unos cuantos grupos de trabajo representativos, nos ayudará a tomar conciencia de adónde se ha llegado y de las perspectivas que nos abre el siglo que se avecina.