También el concepto de "trastorno" está dando un paso cualitativo y cuantitativo, e incluso la palabra "síndrome" se ha quedado minúscula ante la magnitud del problema. El cuadro puede corresponder a varios síndromes que se manifiestan de forma aislada o asociados. El origen es orgánico -casi siempre hereditario- y generalizado a casi todas las especies del reino animal superior, obedeciendo a alteraciones anatómicas, fisiológicas y patológicas y no meramente a problemas reaccionales de tipo psicológico. Cada vez son más evidentes también las expresiones neurológicas de esas deficiencias. La expresividad clínica de las deficiencias anatómicas y fisiológicas del sistema nervioso central (SNC) de las personas afectadas -sea cual sea su edad- va a manifestarse en diferentes graduaciones a lo largo de la vida.

Unas veces su cuadro será soportable y se conseguirá -por sí mismo o con la ayuda de otros - un control de sus "desvíos permisibles de comportamiento y de convivencia" y constituirán una personalidad hiperactiva/dispersa o ambas cosas. Otros sujetos -en menor porcentaje que el grupo anterior- pueden presentar los mismos problemas y, con frecuencia, muchos más y de mayor gravedad (agresividad, actitud oposicional desafiante, conflictividad social, tendencia al consumo de drogas, machismo extremo, desconsideración por los demás e incluso criminalidad, que les hace entrar en el campo de la patología, con muy posible fracaso en ellos de los medios psiquiátricos, pedagógicos, sociales, policiales y judiciales. Los primeros en sufrirlos son sus familias y profesores y, tras ellos, la sociedad entera.

Es preciso que todos trabajemos para hacer cuanto se pueda desde el punto de vista humano, farmacológico y profesional por ellos, sin esconder el problema. No todo es negativo en uno y otro grupo y hay que aprovechar cuanto sea posible por sacarlos adelante. Pero antes de nada, debemos conocer su problema. De momento, creemos que nadie tiene más argumentos para hacerlo que quines comparten la vida con un hombre o una mujer con SDAHA. La sociedad y los medios de difusión, con la preconización del desparpajo, la desinhibición, la ausencia del sentido del ridículo (sea cual sea la causa por la que no se avergüenzan), la preferencia de la gloria sobre el honor, el amor casi exclusivista por el dinero, el poder y la notoriedad, sin importar los medios para conseguirlos, y la pérdida del respeto a las tradiciones (incluida la edad) ayudan poco a poner barreras al fuego. Caminamos hacia una hiperactivación de la sociedad y no es fácil concienciarla de los riesgos que ello acarrea.