Aunque la exploración espacial empezara como una competición individual por ver qué país demostraba estar más avanzado, ha demostrado ser una tarea colosal en la que la colaboración internacional es imprescindible, ya sea por conocimientos o por presupuestos. Sirva como ejemplo la Estación Espacial Internacional, construida entre varias agencias espaciales y en la que las misiones norteamericanas dependen de los actuales transbordadores rusos. También en otros ámbitos la cooperación es indispensable, como en la astronomía (sea con telescopios terrestres o en órbita), donde la competición por construir el telescopio más potente de forma unilateral por un país dio paso a colaboraciones internacionales que aunaran expertos, conocimiento y financiación para construir sistemas que un sólo país no podría haberse permitido. Como ejemplo, el Gran Telescopio de Canarias, que incluyó un 30% de socios internacionales para su diseño y construcción, o el diseño del telescopio espacial James Webb, que sustituirá al Hubble, y que fue construido tras el acuerdo de colaboración internacional entre 17 países, o el Square Kilometre Array, un nuevo radiotelescopio en el Hemisferio Sur, en el que participan numerosos países. Más aún, el robot Curiosity de la NASA que continúa explorando el planeta Marte, fue desarrollado también con participación internacional, destacando su estación meteorológica REMS, diseñada en España por el Centro de Astrobiología, centro mixto dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA).

En este Simposio, que constituye la primera colaboración entre la Fundación Ramón Areces y la Comunidad de Científicos Españoles en la República Federal de Alemania (CERFA) los ponentes hablarán de la importancia de las colaboraciones internacionales entre agencias, laboratorios y universidades y el necesario intercambio entre científicos, primordial para lograr avances en la exploración espacial.