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“Ya hay técnicas que permiten mejorar la absorción de CO2 por los océanos”

Ciencias de la Vida y de la Materia Publicado el 18/02/2022

XIV Ciclo de Conferencias y Debates en Ciencias de la Fundación Ramón Areces y Springer-Nature. Investigadores de Shell y de las universidades de Columbia, Oxford y Granada explican sus avances para luchar contra el cambio climático.

Madrid. 18 de febrero de 2022.  “Ya existen técnicas que permiten mejorar la capacidad de absorción de dióxido de carbono (CO2) por parte de los océanos”. Lo ha anunciado Rosalind Rickaby, catedrática de Geología en la Universidad de Oxford, en la XIV edición del Ciclo de Conferencias y Debates en Ciencias que organizan todos los años la Fundación Ramón Areces y Springer-Nature. En esta ocasión, diferentes expertos internacionales han analizado la ‘Captura de CO2 atmosférico: tecnologías para un futuro sostenible’. En este encuentro online, se ha hablado de la posibilidad de bombear las profundidades de los océanos para que el fitoplancton ascienda a niveles más altos y así aumente su capacidad de absorción de CO2. También se ha analizado la inyección de CO2 en bolsas de aire en el subsuelo, o cómo convertir esos gases en múltiples productos desde bebidas carbonatadas a combustibles…

Rosalind Rickaby, especializada en el papel del océano para la captura de CO2, ha recordado cómo los océanos han absorbido ya una tercera parte del CO2 generado desde la primera revolución industrial. Las otras dos terceras partes se encuentran en la atmósfera y en la biosfera terrestre. A su juicio, los océanos aún pueden hacer mucho más, pero ha pedido prudencia y un acuerdo internacional que fije los límites de las herramientas y sistemas que pudieran emplearse con ese fin. “Los océanos han sido un almacén maravilloso y es, en estos momentos, el mayor reservorio de CO2, con 38.000 gigatoneladas de ese compuesto en sus profundidades. Tenemos información sobre dónde está depositado. Los océanos son una esponja de CO2, pero hay zonas en las que ese CO2 absorbido está volviendo a la atmósfera, como en los Mares del Sur. La productividad de las aguas en términos de absorción de CO2 está relacionada con la profundidad”. Y ha explicado algunas de las técnicas que podrían utilizarse para aumentar esa capacidad de absorción de CO2: “Podemos añadir fertilizantes a los océanos, gestionar la biomasa en los manglares, bombear las profundidades para que el fitoplancton suba a niveles más altos, enviar el CO2 a las profundidades donde hay menos oxígeno…” Ha añadido esta experta de la Universidad de Oxford que si bien estas tecnologías están en sus inicios, es probable que necesitemos un mosaico de diferentes técnicas y abordajes para mejorar la situación.  

Por su parte, Alissa Park, jefa del departamento Earth and Environmental Engineering de la Universidad de Columbia, se ha referido a la posibilidad de inyectar el CO2 capturado a bolsas de aire en el subsuelo terrestre. “Hemos emitido tanto CO2 a la atmósfera, que ahora nos toca gestionarlo mientras avanzamos hacia otras energías y tecnologías. Necesitamos un abordaje holístico en lugar de pensar en una única solución”, ha explicado. Park ha recordado proyectos como Petra Nova, que permitió en 2017 capturar un millón de toneladas de CO2, emulando un proceso muy parecido al que realizan de forma natural los árboles. “¿Qué hacer una vez conseguido eso? Necesitamos almacenar el dióxido de carbono en formaciones geológicas. Hemos encontrado bolsas de aire bajo tierra en las que inyectar el carbono aumentando la presión a 200 atmósferas. Si el CO2 se pudiera solidificar también sería una solución. De hecho, en Islandia se inyectaron enormes cantidades de CO2 y se comprobó que en parte se había convertido en sólido”, ha añadido.

Esta experta de la Universidad de Columbia ha dejado claro que ese proceso de captura del CO2 es bastante caro, pero que estas inversiones se pueden mitigar con la fabricación de nuevos productos  de todo tipo con el CO2 capturado, desde combustibles a bebidas carbonatadas. A su juicio, “la conversión y reutilización del CO2 va a desempeñar un papel muy importante que va a hacer que la energía renovable sea cada vez más barata”. Y ha insistido que en todo este proceso de descarbonización conviene “estudiar muy bien las consecuencias de cada nueva tecnología que vamos creando con ese fin de minimizar el impacto del CO2”.

Alissa Park: "Hemos emitido tanto CO2 a la atmósfera, que ahora nos toca gestionarlo mientras avanzamos hacia otras energías y tecnologías. Necesitamos un abordaje holístico en lugar de pensar en una única solución"

 

Jean-Paul Lange, investigador principal de Shell Global Solutions International BV en Países Bajos, está centrado en la búsqueda de nuevos combustibles y estudia el potencial que puede tener la biomasa para reemplazar los combustibles sólidos. Ha reconocido Lange que en ese proceso de descarbonización habrá sectores económicos con mayor facilidad para adoptar tecnologías frente a otras. “La biomasa podría ser un buen captador del CO2 de la atmósfera”, ha asegurado. “Hay que estudiar bien cómo se va a cultivar y para qué podemos utilizarla, porque desempeñaría un papel importante y ya está disponible a un coste muy bajo. Además, ya tenemos la tecnología que nos permite convertirla en una amplia variedad de productos como combustibles, otros productos químicos…”.
 
“Para hacer más sostenible el transporte aéreo, podríamos hablar de la electrificación de los motores, aunque solo para distancias cortas porque el peso de las baterías impediría alzar el vuelo. Sin embargo, el hidrógeno es un combustible limpio y muy ligero. El problema en este caso es que necesitaría un depósito muy pesado y de gran volumen. Para ello, sería necesario cambiar el diseño de los actuales aviones y de los aeropuertos para que los pasajeros fueran en las alas y ese gran depósito estuviera situado en el centro”, ha propuesto este experto de Shell.

Jorge A. Rodríguez Navarro, profesor titular de química inorgánica de la Universidad de Granada, ha mostrado algunos de los últimos avances en ingeniería de materiales. Ha hablado de las redes metalorgánicas para la captura de gases de efecto invernadero y cómo tecnologías de big data e inteligencia artificial pueden ayudar en ese proceso de captura del CO2. “Nos enfrentamos a anomalías en la temperatura de la Tierra que se han venido acelerando desde la década de los años 80 del siglo pasado. En ese camino para reducir el dióxido de carbono de la atmósfera podemos mencionar el proceso de lavado con soluciones acuosas de aminas para la captura del CO2”, ha explicado. Rodríguez Navarro centra su investigación en las propiedades y aplicaciones de los materiales porosos tipo ‘lego’ que se pueden obtener mediante los principios de la química reticular, entre ellos la síntesis de redes organometálicas porosas.

Para Erika Pastrana, editora ejecutiva de la división de Nature Research Journals, “para reducir el impacto del cambio climático hay que apostar por la reducción de las emisiones de CO2 y también convertir nuestras energías en energías renovables”. “Pero estas medidas por sí solas no nos van a permitir alcanzar ese objetivo de cero emisiones”, ha añadido. “Es necesario que también recurramos a la ciencia y a la ingeniería para desarrollar y poner en práctica medidas para captar y reducir las emisiones de las actividades humanas, lo que conocemos como CO2 antropogénico. Ya se están utilizando estas tecnologías. Estos métodos han capturado hasta el momento 40 millones de toneladas métricas de CO2, pero el objetivo es aumentar esa captura más de 100 millones de veces”, ha concluido.

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