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Emilio Bouza: "Reducir el consumo de antibióticos es clave para no alterar la microbiota"

Ciencias de la Vida y de la Materia Publicado el 24/10/2017

El investigador Emilio Bouza coordina una jornada sobre microbiota intestinal en la Fundación Ramón Areces. Considerado el "órgano olvidado", puede estar detrás de patologías tan diversas como el Parkinson, la obesidad o la depresión.

"Para evitar el desequilibrio de la microbiota, aparte de tener una alimentación sana, es clave reducir el consumo de antibióticos. Es un argumento más que nos hace concluir que no debemos abusar de esos fármacos", ha señalado el investigador Emilio Bouza. Este doctor ha coordinado una jornada en la Fundación Ramón Areces sobre lo que se considera ya como "el órgano olvidado".

"Entendemos por microbiota la comunidad de microorganismos -bacterias, virus, hongos y parásitos- que habitan en nuestro cuerpo, sobre todo en nuestros intestinos, lo que los convierte en el lugar más densamente poblado", ha resumido el doctor Darío García de Viedma, del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. Ese número supera en diez veces al de células y de su equilibrio o desequilibrio depende en buena medida nuestro estado de salud. "La microbiota nos protege de muchas enfermedades, de ser invadidos por patógenos externos, pero cuando se produce el desequilibrio entre esas comunidades de microorganismos, también llega la enfermedad", ha añadido García de Viedma.

Enfermedades tan distintas como la obesidad, el Parkinson, el autismo y la depresión tienen, en ocasiones, un origen común en la microbiota intestinal. De esta manera lo han dado a conocer diferentes investigadores, que han analizado la cuestión desde muy distintos ángulos. Todos han reconocido que aún estamos en una "fase descriptiva".

"Es un tema de interés por la humanidad desde el origen de los tiempos. El hombre sospechaba que todo lo que pasaba por la tripa afectaba a todo lo demás, pero su interés saltó al mundo de la investigación científica después de unas oleadas de diarreas que provocó un alto número de víctimas mortales en Estados Unidos y Canadá primero y después en Europa. Se comprobó que todo tenía que ver con la microbiota y eso ha levantado desde entonces un enorme interés", ha recordado el doctor Emilio Bouza.

"Estamos explorando el último órgano que la anatomía despreció", ha añadido.

"En cierta manera, era algo lógico, porque al tratarse de las heces, nadie pensaba que pudiera tener ningún interés investigar eso, era lo despreciable y nadie se había preocupado por saber lo que había ahí...", recuerda Bouza.

La jornada ha contado con expertos que han explicado, por ejemplo, cómo la bioinformática y el análisis masivo de datos pueden contribuir a la mejora del diagnóstico de estas patologías. También a identificar cuándo se produce ese desequilibrio en la microbiota, un proceso conocido como disbiosis. La relación con enfermedades cardiovasculares y con la obesidad, por ejemplo, se ha detectado cuando -para regular la microbiota- un paciente obeso ha recibido un trasplante fecal que procedía de un donante sin sobrepeso. Esa intervención ha provocado que el receptor también redujera su peso a partir del trasplante. "Hay varios ensayos clínicos explorando esta cuestión", ha recordado Bouza. "También hay hipótesis sobre algunas enfermedades neurológicas que pueden tener su origen en la microbiota", ha concluido.

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