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La brecha salarial entre el hombre y la mujer se incrementa con la edad

Ciencias Sociales Publicado el 26/05/2016

Investigadores internacionales muestran los resultados de sus estudios sociales en la IX Reunión Científica de COSME, subcomité de la Asociación Española de Economía que analiza el estado de la Economía de Género. El foro se celebra hoy y mañana en la Fundación Ramón Areces.

Investigadores sociales de diferentes países que han estudiado las diferencias entre mujeres y hombres en la economía están presentando los resultados de sus trabajos en la IX Reunión Científica COSME (subcomité de la Asociación Española de Economía encargado de evaluar y promocionar el estado de las mujeres dentro de la profesión económica). El foro, que se celebra hoy y mañana en la Fundación Ramón Areces, analiza entre otras cuestiones, por qué la brecha salarial entre hombres y mujeres aumenta con la edad; por qué una mujer con carrera profesional reduce la probabilidad de divorcio a la mitad; o por qué la introducción de ecografías en La India ha mejorado la salud de los nacidos pero ha incrementado el aborto selectivo en las niñas... Resumimos a continuación algunos de estos trabajos:

"La brecha salarial entre hombres y mujeres aumenta con la edad"

Sara de la Rica, de la Universidad del País Vasco y FEDEA, ha estudiado las brechas de género en el mercado de trabajo español. Bajo el título 'Gender Gaps over the Life-Cycle in Spain', ha encontrado evidencias sobre la evolución de los diferenciales de género en el mercado laboral tanto en participación como en tasas de empleo y salarios. "Al igual que en la mayoría de países de nuestro entorno, las brechas de género aumentan con la edad, y en consecuencia, a lo largo de la vida laboral".

Añade esta investigadora que "incluso entre hombres y mujeres muy similares y que realizan trabajos muy comparables, la brecha salarial sigue mostrando un patrón creciente a medida que pasan los años. Además, esas brechas de género en salarios entre hombres y mujeres similares se originan fundamentalmente en los complementos salariales en todas las edades.

Al mismo tiempo, las mujeres a lo largo de la vida promocionan menos que los varones hacia ocupaciones mejor pagadas, lo que explica parcial pero no totalmente ese patrón creciente de la brecha salarial con la edad".

"Las mujeres no están tan dispuestas a competir como ellos para llegar a la cúpula directive"

Otro trabajo muy relacionado con los resultados de Sara de la Rica explica que "la escasa presencia de mujeres (y sus salarios más bajos) en la parte alta de la escala corporativa responde a que los hombres están 'demasiado' dispuestos a competir, mientras que las mujeres se apartan de la competición".

Así lo afirma Ernesto Reuben, de Columbia University. Para ello, ha utilizado datos sobre graduados de un MBA de una de las mejores Escuelas de Negocios de Estados Unidos, la Booth School of Business de la Universidad de Chicago. "Entre los resultados más significativos destacan, en primer lugar, que el gusto por la competición explica el 10% de las diferencias en salarios por género, lo que supone más de la mitad que otras características.

En segundo lugar, aunque antes de cursar el MBA no existen diferencias, los individuos más competitivos tienen más probabilidad de comenzar a trabajar tras la graduación y mantenerse en industrias con salarios altos (consultoría, y en menor medida finanzas), lo que provocará que las diferencias persistan en el tiempo", añade Reuben.

"La presión competitiva afecta de manera diferente a chicos y a chicas también en la escuela"

Por su parte, Nagore Iriberri, de la Universidad del País Vasco -en un trabajo conjunto con Pedro Rey-Biel- ha probado que "la presión competitiva afecta de manera diferente a chicos y chicas desde la escuela".

En el estudio utilizan datos de cerca de 40.000 estudiantes de entre 10 y 17 años que compiten en Madrid demostrando sus habilidades en el área de matemáticas. "Los resultados muestran que a pesar de que chicos y chicas tienen una nota de Matemáticas similar en la escuela, la brecha en el rendimiento aumenta al avanzar de la primera fase de la competición (a nivel de escuela) a la segunda (a nivel regional).

Interpretamos estos resultados a la luz de las diferencias de género en respuesta al aumento de la presión competitiva, y concluimos que la presión competitiva afecta de manera diferenciada a chicos y chicas", explica Iriberri.

"Una mujer con carrera profesional reduce la probabilidad de divorcio a la mitad"

Claudia Olivetti, de Boston College, ha presentado un trabajo en el que encuentra que la carrera profesional de las mujeres contribuye a reducir la probabilidad de divorcio.

"Un nivel de ingresos más alto de la mujer permite una mayor flexibilidad en la negociación con la pareja. Podemos pensar que un divorcio tiene lugar cuando, bien los dos esposos están descontentos, o bien uno se quiere separar y el otro no es capaz de 'convencerlo' de que se quede. Este 'convencer' puede implicar que un miembro de la pareja tenga que 'transferir utilidad' al otro de alguna forma. Hay muchas formas de 'compensar' a la pareja, y no todas implican transferencias monetarias. Sin embargo, si marido y mujer tienen un nivel de ingresos parecido, esto debería facilitar la compensación monetaria, en respuesta a shocks o a cambios en las 'oportunidades' fuera del matrimonio", explica Olivetti.

Para llegar a esta conclusión ha utilizado una base de datos que observa a varios cientos de parejas casadas durante 20 años. Los resultados son consistentes con la predicción del modelo: "Las parejas en las que la mujer tiene una mayor participación en el mercado laboral durante el matrimonio tienen probabilidades de divorcio más bajas. De hecho, una mujer con carrera profesional reduce la probabilidad de divorcio a la mitad, especialmente cuando el nivel de ingresos es parecido al del marido.

Lo interesante es que no parece que esto se deba a que estas mujeres tengan relaciones de mayor calidad. La base de datos nos permiten comparar distintas características de los maridos y de la relación. No parece que las mujeres 'con carrera' tengan mejores matrimonios, pero sí que consiguen mantenerlos intactos", concluye esta investigadora.

¿Reducen los incentivos económicos la brecha en el número de hijos entre mujeres con y sin estudios?

Esta es la pregunta que se hizo Anna Raute, de la Universidad de Mannheim. Para intentar responderla, ha observado el nuevo diseño de las prestaciones por maternidad que tuvo lugar en Alemania en 2007.

"Hasta ese año las mujeres recibían una prestación económica que era independiente de su nivel salarial antes de dar a luz. Además, solo las mujeres de familias con niveles de ingresos relativamente bajos podían beneficiarse de esa ayuda. A partir de 2007, la prestación por maternidad pasó a depender de manera creciente del salario de la madre antes de dar a luz. Este cambio en el diseño de las prestaciones por maternidad perseguía aumentar la tasa de fecundidad entre las mujeres con niveles de estudios (y salarios) más altos, para las que el coste de oportunidad de tener hijos es mayor. La política resultó ser efectiva", explica.

La autora encuentra que un incremento del 10% en la prestación por maternidad aumenta la probabilidad de tener un hijo en un 1,1% entre las mujeres con salarios medios y altos.

Entre otras conclusiones encontramos que la brecha salarial entre hombres y mujeres aumenta con la edad; que una mujer con carrera profesional reduce la probabilidad de divorcio a la mitad; o que la introducción de ecografías en La India ha mejorado la salud de los nacidos pero ha incrementado el aborto selectivo en las niñas...

Las ecografías prenatales en La India disparan el aborto selectivo de las niñas

Otro de los trabajos que se están presentando estos días en la IX Reunión Científica de COSME en la Fundación Ramón Areces analiza los efectos de la introducción de las ecografías prenatales sobre la salud y el bienestar de las niñas en La India. S Anukriti, de Boston College, explica que "la capacidad de detectar el sexo del bebé durante el embarazo dio lugar a la generalización de los abortos selectivos, pero también a la casi desaparición de la brecha de género en mortalidad infantil e inversiones parentales en salud infantil (como dar el pecho o vacunar a las niñas)".

"Sin embargo, la reducción en las 'niñas desaparecidas' gracias a las mejoras en salud infantil fue mucho menor que el aumento debido al aborto selectivo de niñas: por cada niña extra que sobrevive más de un mes después de nacer, nacen 5 niñas menos debido a los abortos selectivos", añade Anukriti.

Por su parte, Abhishek Chakravarty, de la Universidad de Essex, ha comprobado cómo en La India el hecho de que los padres prefieran tener hijos a hijas se debe al menos en parte a que tener una hija conlleva un coste considerable para la familia en términos de la dote. Para apoyar esta hipótesis, muestra que "en épocas en las que la dote se encarece (debido a subidas en el precio del oro), nacen aún menos niñas y las que nacen presentan tasas de mortalidad más elevadas".

"Si la madre trabaja fuera de casa, aumenta un 30% la posibilidad de que las hijas sigan ese modelo"

Jesús Carro, de la Universidad Carlos III, ha estudiado en qué medida el hecho de que la madre trabaje afecta a la probabilidad de que las hijas lo hagan, separado del efecto de otros factores.

Con el fin de evitar contaminación de los resultados por esos otros factores, fundamentalmente el desarrollo tecnológico y la mayor inversión en educación, los autores utilizan datos de bases parroquiales que se remontan a los siglos XVIII y XIX, y a regiones algo recónditas en Portugal donde aún no se habían producido cambios tecnológicos y donde el porcentaje de analfabetos, especialmente entre las mujeres, era alto.

"El resultado del estudio nos dice que si la madre trabaja en el mercado, la probabilidad de que su hija también trabaje aumenta en alrededor de 30 puntos porcentuales, que interpretamos debido a la transmisión dentro de la familia de preferencias y creencias respecto a la participación laboral de la mujer. Esta transmisión ha sido un posible catalizador de las importantes transformaciones ocurridas en el mercado laboral en el siglo XX, acelerando la incorporación de la mujer al mercado de trabajo".

"¿Las mujeres son peores en matemáticas que los hombres?"

Edith Sand, del Banco de Israel, ha encontrado particularmente preocupante la desequilibrada proporción de mujeres que eligen carreras intensivas en ciencias y matemáticas.

"Nos preguntamos si esta asimetría se debe a la existencia de distintas habilidades o preferencias de las mujeres, o si responden a una norma social que inculca el estereotipo de que las mujeres son menos aptas para las matemáticas", explica.

Sand investiga el impacto que los sesgos de los profesores de primaria pueden tener sobre las elecciones futuras de sus estudiantes. Se ha fijado en la diferencia entre la nota asignada por el profesor y la resultante de una evaluación externa y ha analizado si hay profesores que sistemáticamente penalizan a los hombres o las mujeres.

Después, ha analizado cómo el sesgo de los profesores en primaria afecta las decisiones de sus niños en el futuro. "Los resultados muestran que los profesores que favorecen a los hombres inducen un mejor rendimiento futuro a sus alumnos varones, pero generan el efecto contrario sobre las mujeres, que tienen peor rendimiento futuro en esas asignaturas y eligen menos esas asignaturas y las carreras que de ellas se derivan", concluye Sand.

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