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Juan Francisco Jimeno: “Tener ahora un contrato indefinido no significa tener un empleo más estable”

Ciencias Sociales Publicado el 18/01/2023

Para la jurista María Emilia Casas, la reforma laboral de 2021 se ha olvidado de regular el despido. También echa en falta un sistema que garantice “el derecho a la formación permanente”.

Madrid. 18 de enero de 2023.  El economista Juan Francisco Jimeno considera que “si el objetivo de la reforma laboral de 2021 era reducir la temporalidad, esta ha sido todo un éxito porque en poco menos de un año la tasa de temporalidad ha pasado del 30% al 15%”. “Pero una cosa es la temporalidad contractual y otra la efectiva”, ha matizado. “Quienes tienen ahora un contrato indefinido no significa que tengan más estabilidad en el empleo. Los fijos discontinuos están sufriendo periodos de inactividad recurrentes… Las tasas de baja en los trabajadores discontinuos es mayor que la que antes tenían los temporales. Por consiguiente, esa disminución de la temporalidad contractual no se ha reflejado en mayor estabilidad en el empleo”. De esta manera lo ha manifestado en el coloquio online que ha organizado la Fundación Ramón Areces con la jurista María Emilia Casas y el también economista Julio Segura para analizar ‘Los efectos de la reforma laboral de 2021’. 

En este foro, Jimeno ha reconocido que aún es pronto para valorar todas las consecuencias de la nueva normativa. También ha expresado que “hay muchas dudas sobre la manera en que se están obteniendo los datos sobre los registros de inactividad y que reflejen lo que está ocurriendo en el mercado laboral”. “No quiero decir que se estén maquillando los datos. La cuestión relevante es si dado el cambio que se ha producido en la reforma laboral, la actual forma de recopilar los datos es la más adecuada para saber lo que está pasando”, ha afirmado.

En opinión de este profesor de economía e investigador, “estaremos aún mucho tiempo hablando de esta reforma”. Y ha recordado que “ahora existe una modalidad de contratos fijos discontinuos que se puede utilizar para trabajos de prestación intermitente con periodos de realización ciertos determinados o indeterminados”. “¿Cómo se sustancia eso en la práctica? ¿Qué van a decidir los jueces cuando se produzca algún tipo de conflicto? Porque, para un economista, cualquier trabajo se puede organizar de esa manera que expresa la ley”, se ha respondido a sí mismo.

A la hora de hacer balance, Jimeno ha recordado las promesas hechas por el Gobierno de España a las instituciones comunitarias sobre la reducción de la temporalidad, cuyo objetivo se habría conseguido, y sobre la modernización de las políticas de empleo, un tema que quedaría pendiente. “Hay en estos momentos un proyecto de ley de empleo que trata de poner un poco de orden en este asunto y en las políticas activas de empleo, pero me resulta difícil pensar que esto pueda arreglarse con una ley”, ha afirmado.   

Julio Segura: "la caída de la temporalidad ha sido notable, pero el diferencial con la UE se mantiene en niveles altos"

A la hora de hablar de las carencias de la nueva norma, Jimeno ha considerado “fundamental” aclarar las causas de los despidos. Ha lamentado que no existan registros oficiales de las causas, que aún no sepamos cuántos se producen por causas económicas, disciplinarias… “Estamos realizando un trabajo de investigación al respecto con la ayuda de la inteligencia artificial y de un robot que lee todas las sentencias judiciales disponibles, que tampoco lo están todas, para analizar cuántos casos han sido de un tipo y cuántos de otro”, ha anunciado.

Por su parte, la jurista María Emilia Casas ha coincidido con Jimeno en este debate a la hora de hablar de esa asignatura pendiente de los despidos. “El Tribunal de Justicia de la Unión Europea nos ha afeado cómo regulamos el despido. En esta reforma laboral no se ha tocado este tema y es una pieza central. Y otra clave es cómo regular el tiempo de trabajo, que se ha tocado a través de los derechos de conciliación de la vida laboral y familiar, pero que tampoco se ha analizado convenientemente”, ha afirmado. Para la expresidenta del Tribunal Constitucional, esta reforma laboral de 2021 tiene dos elementos muy positivos: que fue pactada y también la reducción de la temporalidad. Sobre esto último, ha admitido que “el modelo productivo de España exige mayor contratación temporal que otros países, por lo que siempre necesitaremos alguna modalidad de contratación temporal, pero no esas fórmulas abusivas que habíamos visto”.

Casas también ha entrado en el debate sobre los contratos fijos discontinuos: “Los juristas hemos distinguido hasta ocho tipos de contratos fijos discontinuos. A la misma persona le van haciendo distintos tipos de esos contratos, por lo que esto es poco distinto a la contratación temporal anterior. Los que han pactado la norma no han sido claros en esta cuestión de los fijos discontinuos. Sabemos que este tipo de contrato puede ser general, según cada sector…”

En su opinión, habría que dedicar mucha más atención a la formación de los trabajadores e incluso ha llegado a hablar de un “derecho a la formación permanente”. “Las ayudas al empleo resultarían mucho más útiles si se destinaran a la formación, porque falta una formación esencial. Hay que crear un derecho a la formación permanente y que las universidades participen, que también promuevan la formación profesional. En este sentido, ha destacado los buenos resultados que está produciendo la formación profesional dual en la contratación de jóvenes, por ejemplo, en la Comunidad de Madrid.

Por último, el economista Julio Segura ha echado en falta un interés en las instituciones en conocer el perfil de los beneficiarios de las políticas activas de empleo. “Me consta que hay Universidades que han ofrecido a Comunidades Autónomas de forma gratuita estudios que han realizado con el perfilado de esos trabajadores, que es distinto de una región a otra, y los han rechazado”, ha explicado.

Sobre otro de los asuntos de la reforma laboral, la actualización de los salarios, Segura ha sido claro: “Es difícil mantener una moderación salarial si un grupo de pensionistas, en el que me incluyo, de ocho millones y medio de personas, somos los únicos que no perdemos con la inflación. Soy pesimista de que se pueda arreglar el tema de las pensiones”, ha comentado. 

Mirando atrás, Segura ha recordado cómo la reforma laboral de 1984, que respondía a un periodo de crisis de los tres años precedentes, trataba de mejorar el funcionamiento del mercado de trabajo inventando el contrato temporal de fomento del empleo. “El objetivo era crear un modelo con menores incertidumbres. El efecto inmediato fue que la temporalidad se disparó hasta superar dos veces la media de la Unión Europea y esta diferencia se ha mantenido con oscilaciones casi hasta hoy. El máximo se alcanzó en los años 90, llegando a afectar al 46% de las mujeres y al 39% de los hombres activos”. “La caída de la temporalidad ha sido notable, pero el diferencial con la UE se mantiene en niveles altos, poco explicables”, ha añadido.

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