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Carsten Sorensen (LSE): "Aún estamos bajo los efectos de la burbuja de las puntocom"

Ciencias Sociales Publicado el 13/03/2018

Carsten Sorensen, experto de la LSE en plataformas móviles, participa en Lecciones Magistrales de la Fundación Ramón Areces y la London School of Economics sobre 'La cuarta revolución industrial'. 

"La transformación digital nos obliga a redefinir las relaciones con los clientes. Es difícil para la mayoría de las organizaciones cambiar sus operaciones de siempre a este nuevo escenario. Por lo tanto, la resistencia al cambio no es extraña. En ese sentido, aún estamos viviendo los efectos de la burbuja de las puntocom". Así lo ha explicado Carsten Sorensen, experto en plataformas móviles de la London School of Economics, en la Fundación Ramón Areces. Ambas instituciones organizan hasta este miércoles, día 14, unas Lecciones magistrales sobre La cuarta revolución industrial para hablar de innovación, digitalización y del futuro del trabajo. "En las primeras etapas de introducción de una nueva tecnología, siempre hay demasiado optimismo que muchas veces acaba en desilusión. La burbuja de las puntocom a comienzos del siglo dejó a muchas personas reconsiderando el papel y la viabilidad económica de las actividades online. Aún estamos viendo esos efectos. Sin embargo, con el tiempo, las empresas tradicionales irán implementando el aprendizaje automático para mejorar sus negocios", ha añadido Sorensen, que ha desarrollado proyectos para compañías como Microsoft, Google, Orange o Intel, entre otras.

Para mostrar la dificultad de afrontar estos cambios, este matemático de formación ha recordado otros momentos clave de la historia económica: "Imagínense en la primera revolución industrial lo que supuso convertir las granjas en fábricas. Era algo posible, pero no sencillo, y llevó su tiempo. Ahora el principal desafío en muchos casos significa que las empresas dejan de ofrecer bienes para vender servicios, para lo que necesitan que los clientes se casen con ellos". También ha recordado cómo incluso las tiendas de aplicaciones de los teléfonos inteligentes tardaron diez años en consolidarse. De la misma manera, ha advertido que la popularización de la inteligencia artificial, la computación en la nube o el big data llevará su tiempo. "Aún se están explorando los usos que ofrecerá el 5G en muy distintos sectores, cómo el Internet de las cosas y la sensorización ayudarán en las fábricas y en cuanto se vean claros sus beneficios no tardará en extenderse su uso", ha añadido.

Sorensen ha advertido en la Fundación Ramón Areces que, de todas formas, la creencia de que la inteligencia artificial va a llegar a todas las actividades humanas y de que esta será capaz de hacer todo mejor que nosotros hacemos es algo aún muy lejano. "No obstante, entender esas nuevas relaciones simbióticas con los robots colaborativos o co-bots nos van a llevar a nuevos debates, por ejemplo, sobre la redistribución de la riqueza del capital, ya que resultará cada vez más difícil extraer valor del trabajo humano. El día que los robots puedan hacer cualquier cosa, dejaremos de ser lo que somos ahora", ha añadido. En ese sentido, ha matizado que no vamos hacia una batalla -ni laboral ni de ningún tipo- con los robots, sino a ampliar esos entornos de colaboración compleja entre esas máquinas y los humanos.

Una estrategia digital para sobrevivir

Por su parte, Will Venters, experto en ecosistemas digitales en la London School of Economics, ha afirmado que "algunos sectores de la economía como las finanzas, las empresas de logística o la venta al por menor que no tengan una estrategia digital no sobrevivirán". Preguntado sobre cuál es la tecnología con mayor peso en esa estrategia -inteligencia artificial, nube, análisis de datos...-, ha respondido que "eso es como preguntar si el motor, las ruedas o la gasolina son importantes para un automóvil". "En mi opinión, están entrelazados e interconectados y estos tres deben entenderse juntos. Los datos son el recurso sobre el cual se fundan las empresas modernas y se las reconoce cada vez más como estratégicamente importantes. Esta información se vuelve más valiosa si es accesible a escala, y si las empresas pueden analizarla de manera efectiva e innovar utilizando ecosistemas de la nube. Finalmente, una vez que los datos son accesibles y analizables, existe la necesidad de industrializar este análisis de datos dentro de procesos comerciales valiosos con la ayuda de la inteligencia artificial", ha añadido.

"Aquellos bancos y empresas de logística o de venta al por menor que no tengan una estrategia digital no sobrevivirán"

A juicio de este experto en desarrollo de sistemas que ha trabajado para instituciones públicas, empresas de distintos sectores o el CERN, el desafío principal implica pasar de una organización como centro de las cosas a un ecosistema extendido basado en la nube. Sobre las dudas de los empresarios a acometer estos cambios, lo ve comprensible: "Vacilar puede ser bueno: la industria de la tecnología a menudo se mueve por tendencias y la primera empresa en adoptar esas herramientas no siempre es la que gana. Creo que la cuestión clave es realmente comprender la propuesta de valor de su negocio y luego aprovechar la transformación digital para mejorar o cambiar esa propuesta de valor". Como ha indicado, el acceso a estas nuevas herramientas y tecnologías es ahora muy sencillo y accesible a empresas de cualquier tamaño, por lo que merece la pena analizar bien primero qué se quiere conseguir y luego actuar.

Venters ha recordado cómo "los negocios siempre han cambiado, por lo que quedarse inmóviles no parece que sea la mejor estrategia". "Yo diría que esto dependería mucho del negocio en sí. En muchas industrias, la comprensión y planificación de la transformación digital es vital. Dependerá del sector: si pertenece al sector logístico, entonces los automóviles sin conductor son un problema evidente; en cambio, si se dedica a la fabricación de muebles a medida hechos por artesanos, entonces la transformación digital puede tener un impacto menor. Aunque hay que reconocer que este tipo de compañías es minoría", ha puntualizado.

Este experto de la LSE ha destacado que el contacto con el cliente, el márketing y las ventas son los primeros departamentos en los que la inteligencia artificial va a tener mucho que decir. "Es clave obtener datos dentro de los procesos comerciales y crear soluciones que aprovechen esa información para hacer algo sensato que agregue valor. Como siempre, no es el algoritmo sino su uso en la práctica lo que es realmente importante".

También ha explicado cómo esa estrategia de transformación digital puede ser interna, afectando a procesos y capacidades, o externa (dirigida a clientes, proveedores y socios), pero que transformará muchos aspectos del trabajo moderno. Entonces, la estrategia es importante y debe estar basada en una comprensión muy clara de la economía digital, pero también de la tecnología digital y su potencial. Y ha recordado los ejemplos de empresas que se quedaron desfasadas por no saber adaptarse a los nuevos tiempos y que terminaron cerrando (Blockbuster y Kodak, entre otras).

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