América Latina se encuentra ante una crisis, que muy seguramente, marcará su historia. Habrá un antes y un después de la covid-19, cuyos efectos han sido devastadores: hasta junio de 2021, más de 1.260.000 personas habían fallecido. Esta cifra equivale al 32% del total mundial. El acceso desigual a las vacunas y a los servicios de salud (tanto de los países como de los grupos sociales) y la aparición de nuevas variantes del virus aumentan la incertidumbre sobre la evolución de la pandemia y la consiguiente apertura y recuperación de las economías de los países que será desigual.

El crecimiento casi nulo antes de la crisis, unido a la contracción de 2020 y a la debilidad del Estado de bienestar y los sistemas de salud y protección social, se tradujeron en aumentos sin precedentes del desempleo, caídas de los ingresos e incrementos de la pobreza y la desigualdad que profundizan los problemas estructurales. El cierre de un gran número de micro, pequeñas y medianas empresas ha hecho aumentar la informalidad hasta una tasa media del 60%. Se evidencia la posibilidad de otra década perdida en lo económico y de dos décadas en lo social, algo que se debe evitar a toda costa.

La evolución durante 2021, no permite anticipar que la dinámica de bajo crecimiento previa a la crisis vaya a cambiar. Tendremos que esperar a 2025 para recuperar el ingreso per cápita. La paradoja de la recuperación combina, crecimiento, con persistentes problemas estructurales: desigualdad, pobreza, poca inversión y baja productividad.

No obstante, América Latina y el Caribe registrará un crecimiento mejor de lo previsto, de acuerdo con las perspectivas del FMI (julio, 2021). En 2021 crecerá un 5,8% y en 2022 el 3,2%.Mientras que la economía mundial registrará un 6% en 2021 y 4,9% para 2022.

América Latina para las empresas españolas, siempre constituye un tema de alta trascendencia, dadas las cuantiosas inversiones, posiciones y presencia en esta región tan importante. Las inversiones ascienden a 145.907 millones de euros, representando el 32% del stock de la IED española en el mundo, que totalizan 458.471 millones de euros.

España es el primer inversor europeo en América Latina y segundo a nivel mundial, por detrás de los Estados Unidos. Para las empresas españolas es su mercado más natural, por lo que todo lo que suceda les afecta y les importa mucho.

La jornada, que ofrecerá las claves de la situación, tanto desde el lado económico, como desde la vertiente empresarial, cuenta con un doble análisis. Por un lado, la situación de la economía latinoamericana y hacia dónde se dirige, y cuáles son los espacios de la política económica y por otro, qué significa para la inversión española un contexto económico de tan rápida transformación. Recuérdese que, para nuestras empresas, América Latina constituye su mercado natural.