Actividades
Comienza el contenido principal
Las consecuencias económicas de las independencias de los países de Iberoamérica
Ciencias Sociales Conferencia 5 de mayo de 2009 Madrid
Ciclo: "Bicentenarios de las independencias en Iberoamérica"
Información general
Sede: Fundación Ramón Areces Vitruvio, 5. 28006 Madrid
- Asistencia gratuita
Organizado por:
Fundación Ramón Areces
- Descripción
- Programa
Descripción
Consecuencias económicas de las independencias de los países de Iberoamérica
Por Leandro Prados de la Escosura
(Universidad Carlos III)
La Independencia, ese largo proceso que (con la excepción de Cuba y Puerto Rico) culminó en 1825, suele considerarse el acontecimiento más relevante en la historia latinoamericana del siglo xix. Dos enfoques se contraponen en el estudio de la evolución económica de la era post-independencia. Uno toma a los Estados Unidos como referente y arroja una evaluación pesimista del desarrollo poscolonial latinoamericano (Engerman y Sokoloff, 1997; North, Summerhill y Weingast, 2000). Otro, asociado a la reciente literatura sobre las raíces históricas del atraso en diferentes regiones del mundo, describe al medio siglo tras la Independencia como "décadas perdidas" (Bates, Coatsworth y Wlliamson, 2007). El propósito del ensayo es revisar estas opiniones a partir de una evaluación del comportamiento económico de América Latina entre la completa emancipación colonial y la primera fase de globalización.
El fin del régimen colonial y sus consecuencias
La Independencia trajo consigo la liberación de las "cargas fiscal y comercial" que soportaban las colonias. La "carga fiscal" consistía en los tributos sobre la población indígena cuyos excedentes enviaba la administración colonial a España(las remesas de Indias). Es razonable suponer quela supresión del régimen colonial al eliminar la carga fiscal aumentaría el PIB latinoamericano. Sin embargo, para calcular la ganancia neta para América Latina, debería ser tenido en cuenta también el aumento en los costos de administrar varias unidades políticas en lugar de una sola. La fragmentación de las divisiones nacionales iniciales tuvo lugar poco después de la Independencia. La desintegración monetaria y fiscal que implicó la Independencia acabó con las amplias uniones monetaria y fiscal existentes, contribuyó a la fragmentación política y se vio reflejada en gobiernos nacionales débiles y en crecientes costos de transacción. La separación tuvo efectos negativos en términos de eficiencia económica: los vínculos comerciales entre regiones, de por sí débiles en tiempos coloniales, dejaron de estar asegurados. La creciente integración de los mercados en el seno del Imperio español a finales del siglo XVII y particularmente durante el siglo XVIII, a medida que se eliminaban las restricciones al comercio, no existían conflictos bélicos y tenían lugar avances en la navegación se detuvo con la Independencia. Las transferencias fiscales entre colonias fueron la base del éxito del sistema colonial. Después de la Independencia, el acceso desigual a recursos fiscales, una vez desaparecida la redistribución inter-colonial de los ingresos impositivos, generó una lucha por el control de recursos fiscales y llevó a disputas políticas. Los costos de defensa y seguridad pública tendieron a duplicarse, y la coordinación para el suministro de bienes públicos se hizo más difícil. Cada una de las nuevas repúblicas se enfrentó al desafío de crear un nuevo sistema fiscal y monetario y un mercado financiero nacional. La mayoría de los gobiernos latinoamericanos sufrieron un déficit crónico durante el periodo 1820-1870 debido, en gran medida, al aumento del gasto militar. Surgió, así, un círculo vicioso en el que la debilidad fiscal engendraba gobiernos débiles que frecuentemente resultaban en desafíos a las elites en el poder, que conllevó la proliferación de las guerras civiles. De acuerdo con North, Summerhill y Weingast (2000), la ruptura con la metrópoli destruyó muchas de las instituciones que durante el Imperio español habían garantizado el cumplimiento de los derechos de propiedad. La falta de instituciones que proporcionaran estabilidad imposibilitó una organización económica eficiente. De ahí la lucha para preservar la protección y los privilegios coloniales o para conseguir nuevo poder.
En síntesis, la reasignación de recursos desde una gran economía cerrada, el Imperio colonial, a economías pequeñas y, a menudo, abiertas como las de las nuevas repúblicas, tuvo un costo nada desdeñable. El sistema colonial proveía seguridad y justicia a un costo no muy alto. Con la Independencia aparecieron nuevos proveedores de protección, pero con menor capacidad que la metrópoli. Los costos de transacción aumentaron en la medida en que las instituciones políticas y económicas pasaban por un período de confusión y redefinición, mientras que la violencia crónica dentro y entre los países también contribuía a desdibujar los derechos de propiedad. Estos costos fueron aún más elevados para las nuevas repúblicas debido a la fragmentación y la pérdida de las economías de escala. Además, un solo sistema fiscal en una unión monetaria y aduanera, como el Imperio español, posiblemente representara ahorros significativos en comparación con las múltiples unidades nacionales fiscales y monetarias creadas a raíz de la Independencia. En definitiva, puede aventurarse que los beneficios derivados de remover la "carga fiscal" se vieron parcialmente contrarrestados por los crecientes costos de proveer su auto-gobierno.
La apertura a la economía internacional
La liberación de la "carga comercial" impuesta por el sistema colonial permitió a los nuevos países latinoamericanos acceder a los mercados mundiales en expansión. La Independencia faciliyó a las repúblicas latinoamericanas comerciar directamente con Europa y Norteamérica y ello representó una reducción en los costos de transporte y comercialización que tendería a aumentar el volumen de los intercambios. Sin embargo, en las décadas que siguieron a la Independencia, la guerra y la inestabilidad política dificultaron el ajuste al nuevo régimen de comercio internacional. De modo análogo, el proteccionismo arancelario disminuyó el impacto de la remoción de los monopolios comerciales ibéricos. No obstante, la apertura significó la supresión de aranceles prohibitivos y el creciente acceso de las economías latinoamericanas a los mercados internacionales de bienes y factores de producción.
En promedio, el peso relativo del comercio exterior creció en dos tercios entre 1830 y 1870. Además, cuando Latinoamérica comenzó a abrirse de manera cautelosa y poco uniforme, no tuvo lugar un deterioro de los términos de intercambio que habría dificultado su crecimiento. Las restricciones geográficas implican diferentes grados de exposición al comercio internacional. Tuvieron lugar, así, amplias discrepancias regionales en el grado de integración en la economía internacional tras la Independencia. La hipótesis de un impacto sustancial, pero desigual de la apertura internacional en los diferentes países latinoamericanos tras la Independencia se confirma empíricamente con la evidencia disponible acerca del poder adquisitivo de las exportaciones. La afluencia de capital británico a América Latina confirma también la desigual aunque significativa integración de los países latinoamericanos en el mercado internacional de capitales.
La evolución de las cantidades y precios de los bienes exportados sugieren que la liberación de la "carga comercial" colonial implicó ganancias netas para las economías de América Latina. Aunque el comercio no tuvo la fuerza requerida para arrastrar la economía en lo que habría sido un episodio de crecimiento liderado por las exportaciones, puede afirmarse que cuando no fue obstaculizado por barreras geográficas ni institucionales facilitó el crecimiento. De ahí que las recientes afirmaciones de Bates, Coatsworth y Williamson (2007), en el sentido de que "Latinoamérica no fue capaz de aprovechar el boom del comercio mundial entre 1820 y 1870 [debido a sus] agresivas políticas anti-comerciales", y que a comienzos del siglo XIX "las tasas de crecimiento de las exportaciones per cápita estuvieron por debajo del 1 por ciento anual", estén reñidas con la evidencia empírica presentada aquí, como ocurre también con su argumento de que la inversión extranjera fue solamente "un ciclo efímero de inversiones entre comienzos y mediados de la década de 1820".
El comportamiento agregado de la economía tras la independencia
La evidencia acerca del desarrollo económico en América Latina muestra amplias discrepancias entre países. En el corazón del Imperio colonial, México y Perú, la Independencia no parece haber creado las condiciones para un crecimiento económico sostenido. La destrucción de capital fijo por las guerras, la fuga de capitales financieros, la crisis minera, la mala gestión fiscal y la agitación política constituyeron un obstáculo al crecimiento.
En México, según la estimación pionera de Coatsworth (1989), la producción per cápita cayó a una tasa anual de un -0.6% entre 1800 y 1860. Recientemente, Coatsworth ha aceptado que, tras la caída durante las guerras de Independencia, tuvo lugar una recuperación muy leve (0.2% anual) entre 1820 y 1845. Sánchez Santiró ha ido aún más lejos al afirmar que hubo crecimiento económico entre 1820 y mediados de la década de 1850, a los que siguió un estancamiento e incluso un declive hasta 1870.
En el antiguo Virreinato de la Nueva Granada, la producción per cápita experimentó en Venezuela un aumento hasta mediados del siglo XIX y se estancó en sus décadas centrales, lo que arroja una tasa anual de crecimiento por habitante del 0.9% anual entre 1830 y 1870. En Colombia, estabilidad entre 1820 y 1850, seguida de un intensa expansión hasta 1870 es la propuesta de Kalmanovitz y López Rivera que significaría un crecimiento del PIB por habitante de un 0.5% entre 1820 y 1870.
Las economías del Cono Sur, por su parte, muestran un progreso económico sostenido tras la Independencia. El PIB per cápita chileno creció al 1.5% anual entre 1810 y 1870, si bien la mayor parte del aumento en el ingreso per cápita tuvo lugar a partir de 1830. Los indicadores económicos disponibles sugieren un crecimiento rápido en la región de Buenos Aires, que se tradujo en un incremento del ingreso per cápita argentino. Aumentos en la población y la fuerza laboral, urbanización y un significativo incremento de la productividad total de los factores en la producción ganadera figuran entre los rasgos distintivos del Río de la Plata independiente. La producción agrícola per cápita del litoral argentino creció al 2% anual entre 1825 y 1865. Si consideramos que este sector era representativo de la totalidad de la economía del litoral, mientras que en las provincias del interior de Argentina el ingreso per cápita permanecía estancado, el resultado para el conjunto de Argentina sería una tasa de crecimiento del PIB per cápita del 0.8% anual.
En conjunto, entre 1820 y 1870, el crecimiento anual implícito del ingreso per cápita en las nuevas repúblicas sería del 0.6% anual, una tasa moderada pero respetable en su contexto histórico y que ofrece, sin duda, una visión más optimista que la sugerida por Bates et al. (2007), para quienes el PIB per cápita creció al 0.07% por año. De hecho, entre 1820 y 1870, el crecimiento del PIB por habitante en América Latina aunque, naturalmente, inferior al de la Europa noroccidental y los EE.UU., fue similar al de los países del sur y del este de Europa y claramente superior a la del resto del mundo.
Comentarios finales
La Independencia exacerbó las disparidades regionales. El modo en que se obtuvo la Independencia y el grado previo de compromiso con el mercantilismo colonial condicionó el desarrollo de las nuevas repúblicas. El desorden tras la Independencia incrementó los costos de transacción mientras se redefinían las instituciones políticas y económicas, y los beneficios de la liberación de la "carga fiscal" tardaron en compensar los crecientes gastos que acompañaron la construcción de los nuevos Estados. La evolución favorable en las cantidades y precios relativos de los bienes exportados indica que la supresión de la "carga comercial" y la apertura a la economía internacional representaron ganancias netas, aunque distribuidas de modo desigual entre los distintos países, para Hispanoamérica.
En general, pese a las grandes discrepancias regionales, durante el período de 1820 a 1870 el producto real per cápita creció en Hispanoamérica a un ritmo semejante al del promedio mundial y la periferia europea, y mucho más que en Asia y África. "Décadas perdidas" no parece, por lo tanto, una descripción adecuada del desarrollo agregado de América Latina en la post-independencia.
Referencias
Leandro Prados de la Escosura: "The Economic Consequences of Independence", en Victor Bulmer-Thomas, John H. Coatsworth y Roberto Cortés Conde (eds.), Cambridge Economic History of Latin America (Cambridge 2006), vol. I, pp. 463-504.
Leandro Prados de la Escosura:"Lost Decades? Economic Performance in Post-Independence Latin America", Journal of Latin American Studies 41, 2 (2009).
*Todos los derechos de propiedad intelectual son del autor. Queda prohibida la reproducción total o parcial de la obra sin autorización expresa del autor.
Programa
Martes, 5
19:30
Conferenciante:
Leandro Prados de la Escosura
Catedrático de Historia e Instituciones Económicas. Universidad Carlos III. Madrid.
Leandro Prados de la Escosura es doctor of Philosophy (D. Phil.) por la Universidad de Oxford y doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense. Catedrático de Historia e Instituciones Económicas en la Universidad Carlos III de Madrid. Ha sido Catedrático Príncipe de Asturias en Georgetown University, Visiting Fellow en All Souls College (Oxford) y en la London School of Economics, Visiting Professor en la Universidad de California, San Diego; y Jean Monnet Fellow en el Instituto Universitario Europeo, Florencia. Ha sido Presidente de la European Historical Economics Society. Ha dirigido la Revista de Historia Económica (1991-1994) y forma parte del consejo editorial de Explorations in Economic History y de la European Review of Economic History. Ha publicado en las principales revistas científicas de Historia Económica. Entre sus libros destacan De Imperio a Nación. Crecimiento y atraso económico en España, 1780-1930 (Madrid, 1988), El progreso económico de España, 1850-2000 (Madrid: Fundación BBVA, 2003) y Exceptionalism and Industrialization. Britain and Its Rivals, 1688-1815 (Cambridge: Cambridge University Press, 2004). En la actualidad, investiga sobre la evolución económica de América Latina desde su independencia, el crecimiento de la economía española en los últimos quinientos años, y acerca de las conexiones entre libertad económica, crecimiento y bienestar en los actuales países de la OCDE desde 1850.
-
Actividades relacionadas
-
Proyectos relacionados
-
Noticias relacionadas
-
Publicaciones relacionadas
-
Tesis relacionadas
Actividades relacionadas
-
3
dic
2024
Mesa Redonda Europa en el contexto geopolítico global: nuevos retos Madrid, Martes, 03 de diciembre 2024, 19:00 horas
-
26
feb
2025
La economía de la asistencia sanitaria en una sociedad que envejece: tendencias mundiales 26, 27, 28 febrero de 2025
-
27
feb
2025
Conferencia La economía de la sanidad en una sociedad que envejece: tendencias mundiales Madrid, jueves 27 de febrero 2025, 19:00 horas
Proyectos relacionados
- La economía de la crianza: estimación empírica, análisis teórico y recomendaciones de política. 2024 Investigador Principal: Anastasia Terskaya Centro de investigación o Institución: Instituto de Economía de Barcelona
- ¿Cerrando la brecha de pensiones de maternidad? Impacto de los suplementos de pensión materna. 2024 Investigador Principal: Cristina Bellés Obrero Centro de investigación o Institución: Instituto de Análisis Económico (CSIC)
- Legados históricos, preferencias por la redistribución y cohesión territorial 2024 Investigador Principal: Daniel Oto Peralías Centro de investigación o Institución: Universidad Pablo de Olavide
Noticias relacionadas
Publicaciones relacionadas



Tesis relacionadas
- Desigualdad Multigeneracional en España Investigador Principal: Andrea Pîzzo Centro de investigación o Institución: Universidad Carlos III de Madrid.
Fin del contenido principal