Desde cómo una bicicleta puede ayudar a empoderar a las niñas en Zambia y mejorar su seguridad y asistencia a clase hasta cómo la información y los medios de comunicación pueden frenar la propagación de una epidemia como el ébola o la maldición de los recursos naturales.
Bajo este tema principal se presentaron proyectos llevados a cabo alrededor de todo el mundo y con enfoques novedosos. El primero en presentar fue Justin Sandefur, investigador del Center for Global Development. Sandefur explicó el experimento en el que 93 colegios públicos en Liberia pasaron a ser gestionados por ocho empresas privadas. Los estudiantes mejoraron levemente sus resultados académicos, pero el coste económico de gestión fue el mismo y, además, se cometieron abusos a menores.
Asimismo, otra de las ponencias innovadoras la presentó la investigadora de la Universidade Nova de Lisboa, Ana García-Hernández. Su estudio demostró que dando una bicicleta a las niñas en Zambia estas tardaban 35 minutos menos en llegar a la escuela, lo cual reducía los días de colegio que se perdían y las veces que llegaban tarde a clase. Además, las niñas decían encontrarse más seguras, empoderadas y en control de sus vidas.
El director de NOVAFRICA, Pedro Vicente, presentó una investigación pionera realizada en colaboración con, entre otros, el investigador residente del NCID Alex Armand. En ella descubren que informar a toda una comunidad de los beneficios de la aparición de los recursos naturales mejora el prospecto de obtener rendimiento económico para todos e incrementa la confianza hacia las instituciones políticas. Sin embargo, si sólo se informa a los líderes, aumenta la corrupción y la desconfianza.
Ese mismo día el Dr. Romain Wacziarg presentó la ponencia principal abierta al público sobre los efectos de los lazos históricos entre naciones para el desarrollo económico actual. Titulada: ¿Por qué hay países ricos y países pobres? Una mirada al pasado, la ponencia acogió a más de 200 personas en el salón de actos de la Fundación Ramón Areces que escucharon las conclusiones del Dr. Wacziarg. Este presentó el término “distancia cultural” para explicar los factores —principalmente factores geográficos, lingüísticos y genéticos— que unen o separan a los países.
Compartir cultura impregna de valores positivos a países que históricamente han estado relacionados, ayudando a que se desarrollen de manera similar. Sin embargo, la cercanía cultural también tiene un efecto negativo, ya que el investigador asegura que las guerras y la violencia se recrudecen entre personas de una misma comunidad y cultura. A pesar de todo, esas “barreras históricas” no son definitivas y pueden superarse. El ponente explicó que la historia tiene, como mucho, un efecto del 50% en la determinación del desarrollo de las naciones. “El otro 50% lo deciden las sociedades con su capacidad para evolucionar y dejar el pasado atrás”, explicó Wacziarg. El evento finalizó el viernes al mediodía tras dos días y un total de trece presentaciones.