Los anticuerpos son las armas que nuestro organismo utiliza para luchar contra las infecciones. Son unas armas específicas y potentes, pero que sólo ganan la batalla cuando están en cantidades suficientes para contrarrestar al invasor. Por ello, el tratamiento consiste en administrar anticuerpos para ayudar al organismo a luchar contra el virus. Sin embargo, los anticuerpos deben ser específicos y "humanizados", es decir, tan parecidos a los propios que no sean delatados como extraños y, en consecuencia, destruidos como nocivos. En la actualidad, el diseño y humanización de los anticuerpos se lleva a cabo mediante ingeniería genética, pero su producción masiva presenta importantes limitaciones. Así, la producción de anticuerpos en células CHO ("chinesehamsterovary") es lenta y requiere grandes inversiones de capital, lo que ha retrasado considerablemente la fabricación de estos medicamentos.
Sin embargo, las plantas de tabaco crecen con rapidez. Es más, al tratarse de un vegetal, sus componentes son muy diferentes a los anticuerpos, por lo que éstos pueden separarse más fácilmente del resto de las sustancias que los acompañan. El reto es conseguir que la planta de tabaco produzca una sustancia tan ajena a sus intereses. Para ello, los científicos han utilizado un virus inocuo que infesta al tabaco, en el que han introducido los genes de los anticuerpos humanizados. El "virus del tabaco" transmite esta información genética a una bacteria que normalmente vive en esa misma planta produciendo nódulos. Sin embargo, ahora, una vez realizada esta transformación, la hoja del tabaco produce masivamente los anticuerpos, los cuales pueden ser extraídos tras la recolección y procesamiento de las hojas.
Este sistema de producción tiene la ventaja adicional de la rapidez con que se obtienen los anticuerpos, ya que los procedimientos habituales suelen tardar años. De hecho, los acontecimientos nos han demostrado que nuestros sistemas de salud no estaban preparados para luchar contra esta enfermedad y que el éxito del tratamiento se ha limitado a unos casos específicos que, paradójicamente, han recibido un "antídoto" diseñado y producido en prevención de una guerra bacteriológica. De esta manera, ha sido el ejército de los Estados Unidos el que ha dirigido y financiado el programa de obtención de anticuerpos contra el Ébola en plantas de tabaco.
El programa estaba en sus inicios cuando se produjo la epidemia, por lo que la cantidad de anticuerpos producidos no ha sido suficiente ni siquiera para tratar experimentalmente a una docena de enfermos, entre los que se han producidos lamentables fallecimientos. La rapidez en el crecimiento de las plantas de tabaco mantiene un hilo de esperanza de que, en un futuro próximo, podamos disponer de anticuerpos contra el Ébola en cantidad suficiente como para poder detener esta horrible enfermedad.