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El futuro de la Banca: dinero seguro y desregulación del Sistema Financiero

Artículo 11 de febrero de 2018 | 23:00 5 minutos
  • Miguel Fernández Ordóñez

Escrito por Miguel A. Fernández Ordóñez, Gobernador del Banco de España y miembro del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo de 2006 a 2012. Intervención en el Seminario que, con el mismo título, se celebró en la Fundación Ramón Areces el 6 de febrero de 2018.

Hoy no hablaré nada de los retos que han de afrontar los bancos en el corto plazo, como la evolución de los tipos de interés o los impuestos, la coyuntura económica, la herencia de activos improductivos, o los cambios en las exigencias regulatorias. Trataré de averiguar si, dentro de los cambios generados por la tecnología, hay alguno que sea "disruptivo", esto es, que pueda producir un cambio radical en la actividad bancaria de tal entidad que, como está sucediendo con otras industrias (como las agencias de viaje, los monopolios de comunicación, etc.), fuerce a los bancos privados a su transformación en empresas muy distintas de las que hoy existen. 

Tampoco me ocuparé de los efectos que sobre la banca puedan tener las "Fintech", porque, aunque también son "disruptivas", no tienen por si solas la capacidad de poner en cuestión el sistema bancario actual, el que otorga la creación de dinero digital a los bancos privados.

Este privilegio de poder crear dinero es la fuente de la fragilidad del sistema actual y mientras se mantenga, seguirá siendo necesario aplicar excepcionales remedios regulatorios y presupuestarios para evitar las desastrosas consecuencias de las crisis bancarias. 

Hoy destacaré un avance tecnológico al que hasta ahora los medios no han prestado mucha atención pero que puede dar lugar a un cambio radical del sistema bancario ya que evitaría los efectos de las crisis bancarias y a la vez permitiría desregular y liberalizar la actividad crediticia, hoy fuertemente intervenida por el Estado. Me refiero al espectacular avance en la capacidad de computación y almacenamiento digital, que hace posible que el dinero-digital, hoy emitido en un 97% por los bancos privados en forma de depósitos, pueda ser emitido por el Banco Central. 

Este avance tecnológico permitirá que se produzca un cambio similar al que se produjo a mediados del siglo XIX cuando el dinero-papel dejó de emitirse por los bancos privados y todos los billetes pasaron a ser emitidos exclusivamente por los Bancos Centrales. Dedicaré esta intervención a explicar los efectos de una medida tan aparentemente inocua como la de que se deje a todos los agentes económicos depositar su dinero en los Bancos Centrales, que serían los únicos autorizados a crear dinero. La adopción de esta medida sí tendría efectos disruptivos, supondría un cambio radical, no solo porque dejarían de producirse las crisis bancarias que tienen consecuencias sociales y económicas muy dramáticas sino también porque la actividad crediticia podría quedar plenamente sometida a la competencia, sin protección ni privilegios concedidos por el Estado. 

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